‘¿Clarín miente?’, el libro que pregunta

La edición 15 de la Feria del Libro Tandil sirvió para presentar libros como ‘¿Clarín miente?’, de Marina Pérez Mauco, quien estuvo acompañada por María Salceda y Ana silva, prologuista del texto.

Lo que la autora se propuso, básicamente, fue analizar cómo el diario Clarín construye discursividad, usando como ejes fundamentales la categoría de ideología y de hegemonía, válidas para analizar el desplazamiento que ha tenido Clarín como empresa de multimedios, dedicada a producir la palabra escrita y oral en sus versiones televisivas y radiales. En ese sentido, considera a la ideología como herramienta para analizar la producción del diario. Concretamente, analizó los segmentos editoriales denominados «Del editor al lector»: breves editoriales que se publican en la segunda página del diario, desde el 2003. Actualmente, se publican todos los días, abarcan un temario muy vasto, y siempre están escritos por los editores más importantes del periódico, como lo son Ricardo Kirschbaum y Ricardo Roa.

En su presentación, la autora recordó que al recibirse, en el 2002, ya le interesaba el tema de cómo los medios contribuyen a producir y a reproducir el sentido común. En esa época, existía un diario llamado ‘El Ciudadano’, que era muy activo políticamente con una ideología bastante reaccionaria. Periódico que le interesó investigar, pero entendió que no debería hacerlo sobre algo que produce ideología de modo tan evidente; que produce o da ideas al resto de la sociedad en cuanto hacia dónde debe pensar o tematizar algún tema. En ese momento, pensó en Clarín. Pasaron varios años, y cuando fue el momento de hacer su tesis para Flacso, decidió retomar el tema.

Aclaró que no es una tesis convencional para Ciencia Política o Sociología. Lo interesante de haber tomado Clarín fue no hacer un libro «al estilo 678», ese fue el desafío después de elegido el tema. El enfrentamiento del gobierno de Kirchner primero, pero sobre todo el de Cristina con Clarín, y que la disputa se hizo tan pública, repercutió negativamente en el propio diario que siempre prefirió, por la ‘Doctrina Noble’, aparentar no tener una ideología determinada, como sí lo tenía La Nación y Página/12. El desafío era justamente buscar estos mecanismos de cómo el diario va construyendo el discurso ideológico, y de qué manera.

La investigadora recorrió el diario y encontró ese pequeño segmento del editorial, que, como hecho curioso, Clarín nunca le dio mucha importancia al espacio editorial en el diario. Los editoriales de Clarín nunca fueron como los editoriales de La Nación ni Página/12, que es un diario «editorializado» en su conjunto. Clarín es un diario que se caracterizaba como informativo, y la aparición de ese segmento en la segunda página, «Del editor al lector» con toda la plana de los gerentes del diario interpelando directamente a los lectores, le resultó también en el momento que sucede. El diario se rediseña en el 2003, se diseñan los segmentos, se agrupan áreas, crean nuevas y ahí aparece ese segmento, pero lo que le pareció interesante fue indagar por qué el diario, en ese momento, posterior a la gran crisis de 2001, necesita generar ese espacio de comunicación, para ellos directa con el lector, con temas muy variados que le fueron muy difíciles de sistematizar.

Kirschbaum, que es el Jefe de Redacción del diario, le escribe directamente al lector, y le escribe de temas desde el semáforo de la Avenida del Libertador, con palabras muy coloquiales que se pueden leer en cualquier parte. Porque en Buenos Aires, el diario se lee en todos lados. Hay un intento del diario de colarse más profundamente en la vida del lector, de brindar información más capilarmente. Vale recordar que el diario forma parte de un grupo mediático-económico, y la información o las opiniones del diario después se replican en TN todo el día, en Canal 13 y en Radio Mitre, en una voz permanente.

A partir del 2000, el poder económico del Grupo Clarín creció exponencialmente, y fue un momento fundacional de una nueva forma de hacer política que algunos libros ya han explorado: que fue el kirchnerismo y que es el PRO, como formas nuevas de interpelar a la población. En ese sentido, para la autora, Clarín encontró una forma nueva, desde un diario, de adaptarse a los nuevos tiempos, frente a algo que siempre se dice que está por desaparecer: el formato papel de la prensa escrita.

Este novedoso formato se inserta en un diario que históricamente se caracterizó como informativo. De alguna manera, expresan cierta necesidad del medio de tener un acercamiento con los lectores más directo, en tanto el diario ha necesitado, en los últimos 15 años, comunicar ciertas ideas a los lectores. De ahí surge también el título del segmento, más que claro: «Del editor al lector». En función de eso, Pérez Mauco estableció dos ejes: en el retórico, analizó cómo el diario se dirige hacia los lectores, cuál es su lenguaje; en el discursivo, tomó ciertas categorías conceptuales de análisis como Estado, Mercado, Política y Libertad de Expresión, para ver cómo, a lo largo de esos más de 800 editoriales analizados, el diario construye una discursividad anclada mayoritariamente alrededor de esos temas.

El lector que se acerque al libro va a encontrar, en primer lugar, un estudio donde se desmenuza la teoría política del último siglo, sobre todo en los debates en torno a la noción de ideología y de hegemonía. Posteriormente, va a leer un análisis de campo, el estudio concreto sobre esos editoriales denominados «Del editor al lector».

La repercusión que va obteniendo el libro es interesante, y ya va por la segunda edición. La primera se agotó al mes de salir. En Buenos Aires, se está vendiendo bien, y ha tenido devoluciones muy favorables en relación a un tema muy en boga, pero sobre el que hay poca teoría al respecto. Eso se percibe en tanto cada uno hace su lectura a partir de sus propias creencias, lo que a veces incomoda. Esto fue palpable en la presentación del libro, en la que muchas de las preguntas y comentarios expresaban opiniones formadas por los ciudadanos en base a su percepción, las que en algunos casos eran refutadas amablemente por la autora desde el discurso académico, evidenciando una «grieta» que a veces se resume en expresiones agresivas hacia quienes critican con argumentos a los medios hegemónicos.

En cuanto al trabajo futuro, la idea de la autora es profundizar el análisis, dado que el libro toma para su análisis el periodo que va del 2003 al 2012. La tarea pendiente sería analizar la relación del diario con el gobierno actual y con la última parte del gobierno kirchnerista que quedó afuera.

Una investigación construida para dar respuesta a una cuestión de la que se habla mucho y acerca de la que nos preguntamos cotidianamente. Un trabajo serio acerca de cómo construye discursividad el diario Clarín. Pero para dar respuesta a esa pregunta inicial, la de «¿Clarín miente?», invitamos a leer el libro…

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