Un Roca menos y un nuevo triunfo de la Ética
Fue en la tarde del viernes 29, en la intersección de las avenidas Fabrés García y Lavalle. Bolívar fue el escenario del cambio de nombre de la plaza ‘General Julio Argentino Roca’ por el de ‘Pueblos Originarios’, junto a la proclamación de Olga Garay como cuidadora espiritual del espacio, y la inauguración de un mural, obra del artista Pablo Orcajo, dedicado al historiador y periodista Osvaldo Bayer, iluminando una pared, cual ‘Aleph’, de la Terminal.
Las nubes acechaban en el horizonte, pero hacia las 17, dieron permiso para dar cumplimiento, efectiva y finalmente, a la ordenanza votada por el Concejo Deliberante en 2018, que resultó por unanimidad. Proyecto de cambio de nombre de la Plaza Roca por el de ‘Pueblos Originarios’ que fue presentado en 2012, en tiempos en que Osvaldo Bayer y Marcelo Valko visitaron la ciudad bonaerense. Proyecto que supo de qué se trataba eso de ser cajoneado y postergado. Durante estos años, quienes integran el Colectivo Mujer Originaria de Bolívar no tuvieron en mente bajar los brazos, y así fue que este viernes 29 protagonizaron el momento histórico y tan esperado.
Mónica González, integrante del Colectivo Mujer Originaria de Bolívar, fue la encargada de dar inicio, con los agradecimientos a los mentores e inspiradores de esta reivindicación: a Osvaldo Bayer, “que con su inclaudicable militancia y minuciosa investigación, arrojó luz sobre la historia de nuestro país, mostrándonos que la ética es capaz de triunfar por sobre la mentira y los intereses mezquinos de algunos sectores”; al investigador Marcelo Valko; al artista plástico Andrés Zerneri, “que nos inspiró con la campaña de recolección de bronce para el monumento a la mujer originaria, dándonos motivos para constituirnos como colectivo”; y al gobierno municipal de Bolívar, que a través de la Dirección de Derechos Humanos reconoció al Colectivo Mujer Originaria por instalar la temática de los pueblos originarios en todo el partido.
Marianela Zanassi, encargada de la Dirección de Derechos Humanos de Bolívar, dio cuenta de la presencia de gente llegada de otros puntos de la provincia, especialmente para “este día que hemos imaginado desde hace mucho tiempo, que llevó muchas reuniones, y que hoy finalmente se constituye en una realidad”. Reconoció la labor del Colectivo Mujer Originaria y el apoyo del gobierno municipal, ya que el intendente Marcos Pisano “recogió ese proyecto y las 200 firmas que acompañaban, que recolectaron las compañeras, y lo llevó hasta el Concejo Deliberante por segunda vez”. En el legislativo local, el proyecto de cambio de nombre de la plaza fue votado por unanimidad, junto al homenaje para Olga Garay, “quien siempre levantó estas banderas en nuestra ciudad”.
La funcionaria destacó el acompañamiento de diversas instituciones y representantes de la comunidad bolivariense, entre ellos la Comisión de Asociados del Banco CrediCoop, que acompañaron la pintada del mural, obra del artista Pablo Orcajo, “que va a significar que Osvaldo Bayer nos mire para siempre y nos ilumine desde la Terminal”. Desde la Dirección de Derechos Humanos, “estamos muy orgullosos de poder llevar adelante y acompañar esta reivindicación y esta lucha histórica, en este mes en el que hemos hablado mucho de memoria, verdad y justicia”. Por último, Zanassi invitó a “aprovechar este espacio, que ahora se llena de otros sentidos”, para que se vuelva “lugar de reunión de otras luchas, de otras discusiones, de otros debates y de otras conquistas”.
RESIGNIFICAR Y RENOVAR ENERGÍAS, DESDE LO ANCESTRAL
Mirta Millán, referente de la Comunidad Mapuche Urbana ‘Pillan Manqué’, de Olavarría, y Nilo Cayuqueo, de la Comunidad Mapuche ‘La Azotea’, de Los Toldos, fueron los encargados de encabezar una ceremonia ancestral, como parte de los rituales del re-nombramiento de un espacio que comenzará a transitar un nuevo ciclo, “por la memoria de todos aquellos hermanos y hermanas que han caído asesinados, violentados, por el genocidio del Estado Nacional argentino”. Millán hizo referencia a la importancia y necesidad de recuperar la memoria, sanar y revincularse “con los guardianes de este espacio”.
Nilo Cayuqueo, por su parte, junto a su compañera, Daniela Rinaldi, agradecieron al intendente y a los concejales de Bolívar, el haber aprobado la resolución del cambio de nombre de la plaza. Cayuqueo subrayó: “Bolívar es emblemático, porque acá se llevó a cabo la última gran batalla del lonco Calfucurá, y a partir de ahí, el Ejército Argentino logró doblegarnos militarmente, y con los fusiles Remington pudieron aniquilarnos. Ahí comenzó el genocidio, que nunca terminó”.
Cayuqueo hizo hincapié en la urgencia de que, en territorio bonaerense, los municipios adopten perspectivas interculturales, de cara a la diversidad de pueblos originarios existente en la provincia, para “recordar el pasado y tratar de interrelacionarnos entre nosotros, conocernos a nosotros mismos, y construir una sociedad más diversa, donde podamos celebrar las culturas”. En Los Toldos, por ejemplo, lograron que la bandera mapuche se ice en todas las reuniones patrias y conmemoraciones de la comunidad: “Estamos avanzando con eso y en la recuperación de parte de estos territorios que han sido arrebatados”.
Para el integrante de la comunidad mapuche ‘La Azotea’, “Bolívar es el puntapié para cambiar este estado de cosas, para poder convivir en una sociedad democrática, plurinacional, pluricultural, donde podamos celebrar la diversidad cultural”. De hecho, Cayuqueo supo visitar estancias de la zona, donde apuntó que buena parte de la peonada eran mapuches que habían perdido su cultura, su idioma, “pero están ahí. Ojalá que algún día podamos recuperar toda esta cultura y que Bolívar pase a ser multicultural, diversa, intercultural”, pidió. También hizo alusión al recientemente realizado Encuentro de Pueblos Fumigados, en Bolívar, en el que más de 300 personas “expresaron su preocupación por todo lo que está pasando con la contaminación y sobre cómo podemos construir una sociedad más saludable, más armónica, más diversa, donde podamos respetar a la Madre Tierra y todas las vidas que en ella viven”.
Ya en el plano de la ceremonia ancestral, Millán encabezó la realización de dos círculos, para producir el equilibrio, el fluir de la energía y la armonización, y representar los cuatro territorios: mente, ser, cuerpo y las dimensiones de abajo y arriba. Insistió en la importancia de “acercarse y cerrar el círculo, para empezar a construir dentro de este espacio sagrado”. Con dos vasijas armonizó para “pedirles a los abuelos y abuelas que habitan en este territorio, que puedan conectarse en este espacio”. En medio del ritual, Millán marcó que “no es simplemente un nombre, no es sólo una evocación: cada uno está abriendo, con su ser y espíritu, el compromiso de sostener, política, espiritual, filosófica y culturalmente otra nueva sociedad”.
Con los brazos hacia arriba, y luego en el suelo, las y los presentes se conectaron con la tierra y el ser. Giraron en las cuatro direcciones, “reconociendo las fuerzas naturales del lugar, pidiendo a los ancestros que los guíen en este nuevo ciclo”, y luego hacia el sol, “para que esos rayos sean un ciclo de luz. Pasados los 500 años de oscuridad, va a comenzar la fuerza y la luz, trayendo la verdad”. La integrante de ‘Pillán Manké’ resaltó que allí estaban “para conmemorar, resignificar y expandir la conciencia”; y que “si nuestro ser está desarmonizado, son los abuelos los encargados de volver a guiar en el camino. El pasado nos conforma, reconforta y reconstruye, para poder pensar y visualizar el futuro”. Todos tomados de las manos, para dar y recibir energía, Millán recalcó que ese sostén “en mi hermano o hermana”, es porque “no somos solos: soy yo con el otro, y el otro es conmigo. No soy individuo, somos colectivo, y hoy co-creamos este espacio”. Finalizaron al grito de ‘Mari Chi Weu’.
SEÑALIZAR PARA LA PEDAGOGÍA Y LA DIALÉCTICA
A modo de introducción al siguiente hito del acto, desde la organización leyeron parte del prólogo al libro ‘Desmonumentar a Roca’ (de Marcelo Valko). Allí, Osvaldo Bayer se preguntaba: “¿Cómo los argentinos, después de haber tenido un comienzo tan liberador y moral como aquel mayo de 1810, pudimos caer en glorificar a un genocida, autor del crimen masivo más profundo de nuestro pasado? Un ser que abusó del poder para eliminar a miles de seres humanos y quedarse con sus tierras”. Julio Argentino Roca, quien reimplantó la esclavitud que la Asamblea de 1813 había erradicado, al repartir indios, chinas e hijos entre las familias ‘de bien’, o condenándolos al trabajo forzado en la Isla ‘Martín García’ y en los cañaverales tucumanos. “Leer los discursos de Roca y compararlos con los escritos de Mariano Moreno, Juan José Castelli y Manuel Belgrano, nos lleva a preguntarnos qué nos pasó a los argentinos. Por eso, es necesario revisar nuestra historia, basándonos en la verdad y la ética, y no en medir a nuestros héroes con la medida de que trajeron el progreso”, echaba luces Bayer.
Luego, las cámaras se posaron en la nueva señalética, al pie del monumento a Roca, que así lo resignifica: “Julio Argentino Roca (1843 – 1914). Militar y político argentino, responsable del exterminio de los habitantes originarios de nuestras pampas, para quedarse con sus tierras.” Sin quitar el monumento original, informando a la ciudadanía quién fue y qué hizo el general. Manera de desmonumentar simbólica, que algún dirigente del PJ olavarriense no logró entender en ninguna dimensión, para arremeter con el busto a José Félix Uriburu y su placa.
DE ‘PADRE DEL AULA’ A INCENTIVO PERIODÍSTICO
El joven Marcos Lede Mendoza, integrante del Colectivo Mujer Originaria Bolívar, periodista y autor del proyecto original del cambio de nombre de la plaza, tomó la palabra y recordó la instancia en que “le picó el bichito de ser periodista” en la secundaria. Corría el 10 de septiembre de 2012, previo al acto por el Día del Maestro: “Me preguntaba cómo la enseñanza reivindicaba la figura de Domingo Faustino Sarmiento, pero no revisaba su doctrina anti-indígena, anti-gauchesca, anti-todo lo que fuera popular en estas tierras”. Preparó un discurso y se lo mostró a una profesora de Historia, para que le corrigiera y aportara. Grande fue la discusión, entre su postura ‘revisionista’ del racismo del autor de ‘Civilización o Barbarie’, y la de la docente, para quien, “con el pretexto del progreso, lo que se hizo había estado bien”.
Este ‘incidente’ incentivó a Lede Mendoza a ejercer el periodismo, bajo la guía de Rodolfo Walsh, “que me enseñó que hay que luchar por todas las causas populares desde nuestra profesión”, y de Osvaldo Bayer, “que siempre nos dijo que hay que llevar bien en alto la bandera de la ética”, incluso como valor supremo que debe regir en la educación. También de ellos aprendió que “hay que militar y defender la verdad y dar testimonio en tiempos difíciles”. En ese sentido, como cierre de la ‘Semana de la Memoria, por la Verdad y la Justicia’ en Bolívar, Lede lamentó tener que reafirmar, en pleno 2019, “que los desaparecidos, de 1976 a 1983, fueron treinta mil y no nueve mil, como dijo Mauricio Macri en entrevista con Jorge Lanata”; ni que los Familiares “mintieron acerca de la cifra, para cobrar planes sociales, como dijo el ex funcionario de Cambiemos, Darío Lopérfido”. En tren de hechos graves, trajo a colación el editorial del diario La Nación, a poco de asumir Macri, en donde sus accionistas pedían expresamente ‘terminar con la venganza’ y que ‘no se mienta más’ sobre lo sucedido en los ‘70. “Esa ‘mentira’ es la Verdad que sabemos gracias a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, que fueron perseguidas durante esa época. Otra vez: ‘teoría de los dos demonios’, ‘civilización o barbarie’”.
Lede también recordó que en 1979, la última dictadura cívico-militar-eclesiástica-empresarial reivindicó la Campaña del Desierto “que constituyó enormes latifundios en pocas manos, las de algunas familias de la aristocracia”. Situación muy similar a lo que sucede en la Patagonia, con las tierras ‘tomadas’ por el empresario Benetton, respaldado por el poder que actualmente gobierna: “si no, no se entiende por qué tanta saña contra los mapuches de Chubut, que un escuadrón de Gendarmería, enviado por la ministra Patricia Bullrich, reprimió ferozmente a aquella comunidad, desapareció y asesinó a un joven de 25 de Mayo, Santiago Maldonado”.
El periodista, asimismo, relacionó la reciente revelación sobre una red de espionaje paraestatal (compuesta por periodistas, jueces, políticos y empresarios), que “arma causas judiciales contra quienes se oponen a la política del actual gobierno”, con la contrainteligencia sobre las organizaciones armadas en los ‘70, y con el rol del perito Francisco Moreno: “Se infiltró en las comunidades originarias del sur del país, realizó inteligencia y enviaba información al Ejército Argentino, para que elabore la estrategia de masacre de 1879”.
Para Lede Mendoza, “estamos frente a una línea histórica que cambia de nombres y de contextos, pero no de actores: la dicotomía ‘Oligarquía vs. Pueblo’”. Una mirada cargada de “sentido de la ética, porque reivindicamos a las mayorías que vivían en este país, con un gran aprecio por la vida del Otro”. Aprecio que no tenía ni tiene aquella perspectiva contada por aquella profesora de Historia. Perspectiva que hasta hoy se reproduce y perpetúa en apellidos de la oligarquía local, como los Blanco Villegas (familia de la madre del presidente Macri), los Bullrich, los Peña Braun, los Pinedo, los Rodríguez Larreta, entre tantos otros. A la hora de darle un cierre a su alocución, Lede planteó una tarea a futuro: batallar contra los discursos elaborados desde la cúpula del poder político-empresarial.
PLAZA RE-NACIDA Y CON GUARDIANA ESPIRITUAL
Karina Martínez, que integra el Colectivo Mujer Originaria de Bolívar, fue la encargada de darle voz a uno de los momentos más emotivos de la tarde del viernes: el anuncio del descubrimiento del cartel y del fin de una época, con el nuevo nombre de la plaza: de ‘General Roca’ a ‘Pueblos Originarios’. En ese mismo acto, además, se nombró a Olga Garay, mapuche, descendiente de la dinastía del cacique Andrés Raninqueo, como ‘guardiana espiritual del espacio’. Desde el micrófono, fueron convocados los hijos de Olga (Luis, Jorge y Mónica), para ser los encargados de descorrer la manta blanca que cubría la nueva señalética de la plaza.
Una vez descubierto el cartel, y mientras los hijos de Olga se abrazaban a él, se escuchaba una semblanza sobre la cuidadora espiritual de la nueva Plaza ‘Pueblos Originarios’: “Una mujer sensible, observadora, callada. Hablaba lo justo pero contundente. Su sabiduría acompaña nuestro camino: su palabra, siempre justa; su sonrisa maternal; sus manos de buena madre, de buena amiga, sincera. Su templanza, su valentía, su fuerza y sus ganas de reivindicar sus raíces. Ella nos enseñó el camino a seguir, nos cuida y nos guía desde nuestros sueños, desde nuestros recuerdos de cada día. Hoy, Olga querida, estás acá, para seguir, seguramente, puño en alto. No más Rocas. No más genocidas. Sí más verdades para nuestra Historia”.
[BOLIVAR]Inauguración de la señalética de la nueva plaza 'Pueblos Originarios', otrora Gral. Roca, en la puerta misma de la ciudad de Bolivar.
Publicado por Miradas del Centro en Viernes, 29 de marzo de 2019
Seguidamente, se hizo un gran silencio en la plaza y alrededores, para escuchar el taïl (canción sagrada), creación de Franco Campo y sus compañeros de la banda ADN Punk Rock, dedicada a la memoria de Olga, mientras izaban la wiphala Santos Vega, el mapuche de Bolívar, y su familia; el intendente Marcos Pisano; integrantes de comunidades mapuches allí presentes; Andrés Zerneri, Pablo Orcajo, Marianela Zanassi, la familia de Olga Garay, entre otros. Con la wiphala ya flameando en las alturas, el tahiel finalizó: “Tu corazón, abuela Olga, late en la Madre Tierra. Esa tierra, esta tierra, ahora, esta tierra es de todos nosotros”.
[BOLIVAR]Más imágenes del acto en el que se le cambió el nombre a la otrora plaza Gral. Roca por el de 'Pueblos Originarios', en la intersección de las avenidas Fabrés García y Lavalle, a pocos metros de la Terminal de Ómnibus.
Publicado por Miradas del Centro en Sábado, 30 de marzo de 2019
“NO QUEREMOS DESTRUIR ESTATUAS: LA RUTA ES LA DEMOCRACIA”
En el orden de los discursos, el último en tomar la palabra fue el psicólogo e investigador antropológico Marcelo Valko, especializado en el genocidio originario en nuestro país. A modo de presentación, recordaron que ya en 2012 había estado en Bolívar, junto a Osvaldo Bayer; y que en otra oportunidad, mientras estaba llegando para dar una charla, el colectivo que lo traía se rompió y “no dudó en subir a un camión de ganado, caminar bajo el sol, hasta que un vecino lo acercó hasta la Terminal”. En el camino iniciado por Osvaldo, “te tomamos la mano para no dejarte solo en esta lucha, que es de todos. Sabemos que es lento, pero lo justo y lo verdadero vienen llegando”, le manifestaron las organizadoras del evento.
Valko felicitó a todos los presentes, al Colectivo Mujer Originaria de Bolívar, a la intendencia y su área de derechos humanos, por hacer posible que la plaza se llame ‘Pueblos Originarios’; y “porque esto es obra de la democracia. Acá no se pateó ni se rompió el cartel: los ciudadanos presentaron el proyecto”. No desconoció que el proyecto estuvo cajoneado durante años, hasta que felizmente se lo elevó, trató y resultó aprobado por unanimidad, “por movimientos políticos que son antagónicos, pero para esto, como argentinos, como gente de la Patria, lo votaron por unanimidad”. En ese sentido, resaltó: “Esto es democracia, finalizando la Semana del 24, cuando toda esa gente que vino a ‘salvar la democracia’, prohibió la Constitución”.
Con su alemanidad inocultable, Osvaldo repetía que esto “no es cuestión de tener o no sangre mapuche, wichi o lo que fuera: esto es una obra de gente bien nacida. No es necesario ser judío para horrorizarte por Auschwitz: tenés que ser una persona”. En función de los quinientos años de violencia y exterminio hacia los pueblos originarios, Valko subrayó que “no importa cambiar el nombre de la plaza: lo que importa es lo que cambia con el cambio”. En ese punto, hizo alusión a una de sus máximas: “Nada es más peligroso que una estatua en su aparente inmovilidad, porque no cesa de decir y naturaliza un estado de cosas”. En tantos años de andar con Bayer por los más diversos rincones del país, se cambiaron 34 calles que llevaban el nombre de ‘Julio Argentino Roca’. Hasta se cambió el de la única escuela de la Base Marambio, en la Antártida: de ‘General Roca’ a ‘Doctor Raúl Alfonsín’.
Si había una frase ineludible por Valko es aquella que alguna vez fue de Mario Benedetti: ‘Es lento, pero viene’: “Se logra poner este nombre de plaza ‘Pueblos Originarios’, y ahí, a nuestra espalda, está Roca. Lo que viene es esto, y lo que es lento es eso”. Si bien, esa diferencia de ‘velocidades’ da cuenta de un gran problema a solucionar, recordó que Bayer nunca quiso ni pretendió “dañar señalética, destruir estatuas, mamarracharlas… Eso no. Él siempre decía que la ruta es la democracia, y acá, con la democracia, se logró esto”.
En ese ‘Es lento, pero viene’, las y los ansiosos le achacan a Valko que sus avances se miden en milímetros. Sin embargo, de milímetro a milímetro, su libro ‘Desmonumentar a Roca’ está agotado, cuando hasta hace poco tiempo hubiera sido imposible editar un libro nomás con ese título, lo que quiere decir que, “cada vez, hay más gente bien nacida que comprende cuál es el problema: todos tenemos que habitar una Patria justa, inclusiva, fraterna”. Patria como la de mayo de 1810, con “gente que tenía otra idea, diferente: Castelli, en el primer aniversario de la Patria, hizo el acto en Tiahuanaco, porque no solamente no teníamos metálico, no teníamos historia, y la fue a buscar a Tiahuanaco. Hizo el acto en castellano, quechua y aymara”.
Algo parecido a la ‘mala suerte’ hizo que “los mejores se nos murieran… o los mataron: Moreno, Castelli, Belgrano, Güemes, Monteagudo, Dorrego, Bolívar. En 1820, además, Artigas se va al exilio, como en 1824 San Martín, no para juntar máximas para Merceditas, sino para que Rivadavia no lo mate”. Y desembarcaron quienes se autoproclamaron como ‘la Patria: “Vino esta gente, que hizo esta porquería de un país chiquito, miserable, injusto, enquistado en el puerto de Buenos Aires, que le dio la espalda al interior y al resto de Latinoamérica, como nos la da Roca ahora a nosotros, en este acto. Y así nos va”. Valko propuso “recuperar ese espíritu de gente bien nacida, sin importas si tengo sangre originaria o no: acá no puede suceder lo que sucedió. Y éstos no pueden estar más”.
Tal como adelantó Valko, “esto va a ir avanzando en todo el país”, e informó que ya existen tres calles (en Puerto Deseado, Pirámides y Gobernador Gregores) a las que se les bajó el nombre de ‘General Julio Argentino Roca’ y se les puso ‘Escritor Osvaldo Bayer’: “Ese es el país que necesitamos. Hacia eso tenemos que apuntar”. El psicólogo felicitó nuevamente al intendente y al Colectivo Mujer Originaria Bolívar para que finalmente el voto llegara. “Es difícil. Nos han dicho que, con Osvaldo, somos ‘Cartoneros de la Historia’, porque nos dedicamos a ‘la pavada’ de cambiar una calle o una señalética o una estatua. No es una pavada: es naturalizar a los genocidas”, explicó Valko, y recordó que “hay gente que merece pedestales y hay otros que merecen prontuarios”. Cerró su discurso volviendo sobre el día de felicidad y de democracia, “donde somos hermanos, como debemos ser”.
SI ES BAYER, ES OSVALDO… Y SI ES DE ORCAJO, DOBLEMENTE BUENO
Luego de las palabras de Marcelo Valko, hizo su aporte musical al acto la banda local ADN Punk Rock. Tocaron dos canciones, ‘Nahuel Pan’ y ‘Viento estelar’, dedicadas a las tierras de Chubut y a Sergio Nahuelpan, y a Santos Vega, allí presente, respectivamente.
Minutos después, se procedió a la inauguración del mural de Pablo Orcajo, un emotivo homenaje al escritor, periodista e historiador Osvaldo Bayer. Orcajo, muy emocionado, agradeció la invitación que le hicieron llegar desde el Colectivo Mujer Originaria Bolívar, y explicó que el motivo de esta obra (que realizó en apenas seis horas) refleja lo que a él le pasó con Osvaldo, a quien conoció personalmente: “Lo que me pasó, como a muchos de los habitantes de pueblos bonaerenses, fue que me cambió la vida cuando me enteré de lo que había pasado en mi pueblo (Rauch), y cómo nos habían mentido en la escuela. Escucharlo sobre quién fue y qué hizo Federico Rauch me dio un vuelco. A partir de esa iluminación, esta representación de la luz: me lo imagino a Osvaldo como en una caverna, con un farol, iluminando los rincones”. El autor del mural reflexionó sobre los hechos que aún los sectores de poder mantienen ocultos aún hoy, en contraposición a la tarea de revelar y descubrir que militó Bayer durante gran parte de su vida.
Orcajo aprovechó la ocasión para anunciar que tenía dos buenas noticias “para Osvaldo, que anda por acá y en todos lados”, y en ese preciso momento, sobrevoló a los presentes una gran bandada de pájaros, lo que fue tomado por muchas y muchos como una señal de esa presencia. El artista contó que “en Rauch-Arbolito”, las radios premiaron a jóvenes deportistas que, en La Plata, vienen ganando un campeonato de fútbol, ininterrumpidamente, desde hace cinco años, a los centros de estudiantes de la provincia. “Se les entregó una medalla y los pibes entraron con la música de Arbolito de fondo, y con una gran fotografía de Osvaldo Bayer. Al micrófono, empezaron a contar todo lo des-ocultado por Osvaldo. En una fiesta del deporte, todo el anfiteatro de pie, aplaudiendo a la Historia”. La otra buena es que una agrupación folclórica que se autodenominó ‘Academia Arbolito’, fue reconocida y sus integrantes “tuvieron el coraje de, micrófono en mano, hablar del genocida Rauch y presentarse con una gran foto de Osvaldo Bayer. La gente, nuevamente, aplaudió de pie. Es algo muy poderoso”.
El artista, además, aconsejó a quienes “militamos y llevamos estas banderas, sanar muchas cuestiones interiores, porque en la militancia entramos en muchas contradicciones, sufrimos, tenemos problemas físicos. La militancia duele en el cuerpo”. Por ende, recomendó que antes de salir a la calle, “es importante ir para adentro y resolver algunos engranajes trabados, para que no sea tan violento el encuentro con lo que creemos que está mal. Aunque sean cinco minutos antes de salir: mirar una flor, el cielo, perdonarse, pedir, agradecer a la vida, tener amistades, y estar con uno. Si no, nos peleamos en todas partes y se traduce en el cuerpo”.
Mirta Millán, frente al mural, rememoró a Bayer, y resaltó que “Osvaldo abrió el camino, cuando a los integrantes de pueblos originarios siempre nos subestimaban y el sector medio de la sociedad argentina no nos otorgaba la voz. Osvaldo abrió caminos en cada uno de nosotros, para poder ser luces en este espacio”.
Fue anocheciendo y alrededor del mural, con la cinta imaginaria recién cortada (¿o acaso fue la bandada de pájaros la señal de la efectiva inauguración?), todas y todos los presentes compartieron anécdotas de Osvaldo y de cambios de nombres, entre abrazos. En el centro de la nueva Plaza ‘Pueblos Originarios’, su guardiana espiritual, mirándose en el cartel, con la satisfacción de cosechar lo trabajado y luchado durante tantos años. Y Osvaldo se le acerca, al tanto de la inminencia de este cambio, y brindan con su whisky esta nueva victoria sobre Roca.
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El acto contó con la presencia de inspectores, ex inspectores, investigadores, y docentes de una escuela primaria que lleva a la práctica, desde hace más de seis años, un proyecto de educación en la interculturalidad y la diversidad. También llegaron adhesiones de quienes, por razones de agendas y distancias, no pudieron estar presentes, como: Margarita Noia (secretaria de Derechos Humanos de la CTA Autónoma de Capital e integrante del organismo de Derechos Humanos ‘Hermanos de Desaparecidos, por la Verdad y la Justicia’); Emancipación Sur Corriente Nacional; Lista 1 ‘Germán Abdala’ de la CTA Autónoma de Lomas de Zamora; Carlos A. Vicente (Acción por la Biodiversidad); Vecinos Autoconvocados de Don Orione; Secretaría de Derechos Humanos de Unidad Popular -provincia de Buenos Aires-; Movimiento AfroCultural y Grupo ‘Matamba de Mujeres Negras y Afrodescendientes’; Mesa de Trabajo Autogestionada por la Educación Intercultural de la provincia de Buenos Aires; ‘Partido de los Poetas’ Conurbano Sur; ATRAMUBO (Asociación de Trabajadores Municipales de Bolívar); Yamila Cafrune; Nora Cortiñas (Madres de Plaza de Mayo ‘Línea Fundadora’); integrantes del proyecto educativo de ‘Análisis de las Manifestaciones Simbólicas en el aula, desde la perspectiva intercultural’, en su directora Mónica Cohendoz.
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