Día de las y los investigadores científicos, y no hay nada que festejar

La jornada de este miércoles 10 de abril concentró a las y los investigadores en las unidades académicas de Tandil, Olavarría y Quequén, en una manifestación organizada, en el plano regional, por las y los Jóvenes Científicos Unicen. Denunciaron el cientificidio ejecutado por la gestión macrista desde el 2016 a la fecha, y se pronunciaron en defensa de la ciencia nacional y sus puestos de trabajo.

Este 10 de abril se conmemoró en nuestro país el día de los y las investigadoras científicas, en homenaje al nacimiento del doctor Bernardo Houssay, científico argentino que logró el Premio Nobel en 1947. Entre los capítulos de la biografía de Houssay, también se cuenta el haber sido el fundador y presidente del CONICET. Es precisamente en torno a esa institución donde no hay nada que festejar.

Esta fecha, que hasta hace algunos años era motivo de celebración, en este 2019 sirvió para visibilización del cientificidio en diversas unidades ejecutoras, institutos, centros científicos y universidades de todo el país. En las sedes de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Unicen), las movilizaciones se dieron, en horas de la mañana, en el playón de la Biblioteca Central (en el campus universitario de Tandil) y frente al comedor (en el campus olavarriense), y a las 15 en la sede de Quequén.

Gentileza: Facebook de JCU

La publicación de los resultados del último ingreso a la Carrera de Investigador Científico del CONICET ratificó y puso de manifiesto “la brutalidad del ajuste que viene implementando desde 2016 la alianza Cambiemos en nuestro sistema científico-tecnológico nacional: 2050 doctores y doctoras quedaron sin trabajo, después de casi una década de formarse con financiamiento estatal y de aportar con su producción al fortalecimiento de la ciencia nacional”, indicaron desde Jóvenes Científicos Unicen.

En cada sede, se leyó un documento preparado para la ocasión (que compartimos líneas más abajo), mientras se comentaba la situación de muchas y muchos de las y los científicos: están quienes ya han emigrado como quienes planean hacerlo, en búsqueda de una esperanza laboral en el terreno de la ciencia fuera del país, en otros puntos donde las y los científicos argentinos sí gozan de una alta valoración.

Manifestación en la sede Olavarría. Gentileza: Facebook de JCU

Por si todo esto pareciera poco, a este panorama poco alentador se le suma el desfinanciamiento de los centros e institutos científicos y sus proyectos, lo que está posicionando al filo de la parálisis a muchas investigaciones en curso, de gran importancia.

Desde Jóvenes Científicos y Científicas de la Unicen, dejaron en claro que la alianza Cambiemos -que en 2017 quitó el Ministerio de Ciencia y Técnica, y lo desjerarquizó al rango de Secretaría- “está ejecutando un cientificidio nacional, que debemos parar con movilización y con un ejercicio del voto que no renueve este proyecto neoliberal de ajuste, hambre y de destrucción de lo público y de la industria nacional”.

DOCUMENTO DE JÓVENES CIENTÍFICOS Y CIENTÍFICAS DE LA UNICEN (JCU)

Región Centro de la Provincia de Buenos Aires, 10 de Abril de 2019

Declaración de Jóvenes Científicxs Unicen ante los resultados del ingreso a Carrera de Investigador 2018 y el recorte general en Ciencia y Técnica

Lejos de las promesas de campaña, donde todos los partidos políticos resaltaron la importancia de la ciencia para el desarrollo nacional, la realidad actual nos encuentra enfrentando un ajuste cada vez más importante sobre el sistema científico nacional.

Los resultados de la convocatoria 2018 de ingreso a la Carrera de Investigador sacan a la luz lo que era de esperarse, luego del abandono de las metas del Plan Argentina Innovadora 2020: el embudo hacia el ingreso a carrera se hace cada vez más estrecho y, por lo tanto, el rebalse de doctores y doctoras se da cada vez a mayor velocidad.

En esta oportunidad, de los 2.595 postulantes, fueron seleccionados para el ingreso sólo 450, lo que representa un 17,3% del total. Esto implica que 2.145 doctores y doctoras, en su mayoría con siete años de permanencia dentro del Conicet, hoy se encuentran replanteando su carrera, peligrando junto a esa decisión el desarrollo de los proyectos a los que se encuentran vinculados.

Estos números son aún peores cuando vemos el caso de la Unicen en particular. De las 39 solicitudes realizadas en nuestra universidad, sólo 5 fueron aprobadas, lo que representa un 12,5% del total. Este hecho demuestra la manera en que este tipo de políticas incrementa todavía más la brecha entre los recursos asignados para investigación en las grandes ciudades, en comparación a lo que se asigna a localidades de rango medio. Algo completamente en contramano a los esfuerzos realizados durante muchos años para revertir esa innegable diferencia.

Más allá de las fuentes laborales de todas estas personas capacitadas, que en buena medida somos nosotros y nosotras, es necesario reflexionar acerca del rumbo general que toman los acontecimientos. Hace más de dos años, en diciembre de 2016, realizamos manifestaciones y documentos similares a éste, donde preveíamos los resultados que hoy estamos lamentando que nos podían llevar hacia la fuga de cerebros que estamos vivenciando. Es necesario advertir, una vez más, que, de continuar este camino, el daño será irreparable.

El ajuste en ciencia y tecnología para mejorar la economía en pleno siglo XXI es comparable a utilizar un salvavidas de plomo en medio del océano. Economistas de las ranas más diversas concuerdan en que el siglo XXI es el siglo del conocimiento, y que la generación de valor agregado por medio de actividades intensivas de producción de conocimientos es crucial para hacer crecer la economía. Sobre todo, es necesario decir que los saberes que se requieren para aplicar eficientemente políticas públicas en materia de salud, educación o desarrollo social, demandan de investigación estratégica que sólo puede financiar el Estado.

Es necesario cambiar el rumbo y urge hacerlo ya mismo. El ex ministro Barañao debe renunciar, por ser la cara visible de este ajuste planificado y por seguir reivindicando su actuación en los medios masivos de comunicación, como si nada estuviera pasando. El gobierno debe revisar sus prioridades y revertir el proceso de desfinanciamiento antes de que sea demasiado tarde. El futuro de toda una generación de científicos y científicas depende de eso, y junto con el suyo, el de nuestra soberanía nacional.

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