Obrerxs de la tinta y el papel, sin voz en el centro bonaerense

El conflicto en el portal olavarriense Infoeme llegó a su punto límite al considerarse despedidos sus empleados ante la falta de respuesta de la empresa a sus reclamos, lo que se suma a los conflictos arrastrados desde hace tiempo en diversos medios de Azul, Tandil y otros puntos de la Provincia. A lo largo de los últimos años se han sucedido reducciones laborales, despidos y cierres de medios de comunicación pintando un horizonte cada vez más oscuro para la libertad de expresión local, pero que fundamentalmente repercute en los trabajadores de prensa.

Pero el panorama de los medios en la región no es ajeno a estos sucesos. Diversas crisis financieras y de gestión han atravesado las empresas periodísticas produciendo cierres,  despidos y reducciones. Más allá de los debates acerca de la libertad de prensa y lo primordial de informar en un contexto de pandemia mundial, la necesidad de los trabajadores de condiciones laborales dignas y que las empresas en que se desempeñan los cuiden choca contra los intereses de sus empleadores que no encuentran el modo de hacer rentables emprendimientos que sufren constantes transformaciones, tanto tecnológicas como culturales. En este marco, incluso los medios unipersonales no encuentran casi modelo de negocios que les permita subsistir, más allá de la necesidad de dar testimonio en tiempos difíciles….

En esta nota intentaremos trazar un panorama, al que seguramente le faltarán pedazos, de los diversos conflictos que se han ido sucediendo en la región, un hilo que no tiene otro argumento que proveer la visión de un escenario cada día más oscuro para la comunicación… Pero fervientemente para el reconocimiento del desempeño de los trabajadores de las noticias, los «obreros de la tinta y el papel», como cantara FACON.

 

Recordemos que a fines de junio de 2017 seis personas fueron despedidas de LU22 Radio Tandil. A pesar del cambio de firma de la emisora, la crisis al interior de la AM 1140 se agudizó repercutiendo en sus laburantes. Sindicatos, políticos y radioescuchas se movilizaron en contra de los despidos, por la reincorporación y por mejores condiciones de trabajo.

En esa ocasión y tal como lo referíamos en este medio, Norma Cuin, una de las empleadas despedidas de la AM 1140 en la que llevaba 16 años de trabajo, agradeció el acompañamiento de los presentes y marcó que “estamos en la calle y pasamos a integrar la lista de desocupados. Somos trabajadores, tenemos derechos y pedimos que nos abran las puertas para poder laburar y para llevar el pan a nuestro hogar. Sabemos que el momento del país no es el mejor para salir a buscar un trabajo, pero apelamos a que cuando esta puerta se abre, que ya no era nuestro espacio, se pueden abrir muchas más. Tenemos que seguir militando. No queda otra”.

En febrero de 2017, uno de los comunicadores sobre los que cayó el telegrama de despido fue Matías Pocai. Lo echaron luego de denunciar en redes sociales la persecución sindical, la persecución laboral, por rechazar hacer guardias de una semana entera, de 24 horas. Luego del conocimiento público de la situación, fue el mismo Fito Cassini el encargado de parar al periodista en la escalera de la radio y no dejar que ingrese.

Matías Pocai, ex empleado de LU22 Radio Tandil, despedido en febrero -de 2017- también se hizo presente en la movilización de junio para acompañar a quienes fueron echados  de la radio. Agradeció la presencia de la Mesa Intersindical, de partidos políticos y de dirigentes. Se solidarizó con los trabajadores de Cinpal, también en conflicto; no sólo con los despedidos, sino también “con quienes todavía preservan esa fuente de trabajo y la pueden perder. Tienen la información o el rumor de que hay listas negras, y ya ocurrió en Radio Tandil. La información ahora, desde adentro de la radio, es que los compañeros están con mucho miedo: se dice que de acá a fin de año, se van a producir más despidos. Esto es lo que no queremos y tenemos que evitar”.

Volviendo a la actualidad, Belen Cotine, Secretaria del Sindicato de Prensa de Tandil y Azul, destaca: «En Tandil tuvimos el primer conflicto, a poco de iniciar la cuarentena, con el «Multimedios La Voz».

 


El conflicto estuvo generado por la conducción empresarial de Multimedios La Voz, luego de resolver la reducción del 50% de los haberes de sus trabajadores y trabajadoras y la firma compulsiva de acuerdos individuales solicitando la reducción de la jornada laboral.

«La empresa decidió unilateralmente el pago en dos cuotas de los haberes y luego envió convenios individuales a cada laburante para convalidar reducción de jornadas y haberes al 50 por ciento», recordó Cotine.

En ese momento, por la parte empresarial (Editorial La Capital) se presentó como apoderada la Dra. Romina Durand. En representación gremial, participaron la Dra. Paula Bianchi (FATPREN), Belén Cotine (secretaria General del Sindicato de Prensa de Tandil y Azul) y Carla Gaudensi (secretaria General de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa). La empresa notificó que el Estado nacional les había otorgado la ATP (Asistencia de Emergencia al Trabajo y a la Producción) con lo cual se abonará la totalidad de los salarios de este mes.

Por su parte, el Sindicato solicitó la nulidad de los acuerdos y reiteró que «la firma de los acuerdo individuales fue inconsulta con la representación sindical y promovida por medio de presión a los trabajadores y trabajadoras mediante amenazas de despidos, por lo cual consideramos que no es un procedimiento válido”. En ese contexto es fundamental resaltar que la actividad periodística, la producción y el volumen de publicaciones no se habían visto alterados en el marco de la emergencia sanitaria, debido al carácter esencial de la comunicación, motivo por el cual, la representación gremial reafirmó la necesidad de anular los acuerdos que la empresa impuso a cada trabajador y trabajadora. Finalmente, el Ministerio de Trabajo intimó a la parte empleadora a presentar ante el organismo los acuerdos arribados y que también se le dé traslado al gremio, para construir un marco legítimo de negociación que contemple las voces de todos los actores.

Como señala Belén Cotine: «El Sindicato intervino y el conflicto se resolvió a favor de los trabajadores, luego de varias audiencias de conciliación que se hicieron de manera virtual, con autoridades del Ministerio de Trabajo en La Plata. »

Otro flanco débil de los medios tandilenses es el diario «Nueva Era«, que se niega a la aplicación del convenio 541/08 (el único vigente) una situación digna de penalizarse por infringir la ley: Paga sueldos de hambre a sus periodistas, desde hace muchos años y no han logrado una instancia de acercamiento, a pesar de las numerosas audiencias de conciliación ante el MT. Nueva Era prefiere pagar las multas que se le imponen por violar la ley antes que pagar lo que corresponde a sus periodistas (con el gremio de Gráficos siempre tuvo más consideraciones en términos salariales)

En cuanto a Azul, la gremialista refirió que la empresa del diario «El Tiempo» arrastra una situación de deuda crónica con los trabajadores, de salarios que no han sido liquidados correctamente, habida cuenta de la cantidad de acuerdos individuales que siguen pagando a quienes aceptaron el retiro voluntario, hace un año y medio, aproximadamente.

 

Volante distribuido por la patronal de «El Tiempo» para oponerse al sindicato

 

En esa ciudad, el diario «El Tiempo» en julio de 2018 anunciaba como nueva etapa el hecho de dejar de salir todos los días en papel lunes y jueves, para reforzar durante esos días su edición digital. La decisión estaba motivada, para sus operadores, por la imposibilidad de seguir afrontando los sostenidos incrementos de los insumos de impresión, que de diciembre a la fecha habían crecido en el orden del 45 al 65%. También que, ante este escenario y teniendo en cuenta la actual coyuntura económica: «no nos pareció ni prudente ni oportuno trasladar automáticamente esos costos a nuestros lectores y auspiciantes.»

Según expresaba el comunicado que la empresa difundiera esos días: «la compleja situación económica del país y de nuestra ciudad nos exige cambios, a la vez que las nuevas generaciones demandan también otra manera de hacer periodismo. Entendemos que esto es un desafío y una responsabilidad. Y necesitamos que la comunidad de Azul nos siga acompañando en esta nueva etapa

Justamente en ocasión de su 85° Aniversario, había comunicado la difícil situación por la que atravesaban los pequeños y medianos diarios del interior bonaerense, anunciando la necesidad de implementar esos cambios. En ese marco la planta de periodistas quedó cercenada y aún no se han puesto al día con la correcta liquidación de haberes pero hay indicios de algún gesto de acercamiento entre trabajadores y patronal, según indicó Cotine. Dado el contexto actual, por su parte los periodistas del diario afirman no estar en condiciones de quejarse, quedando expectantes de cara a lo que se viene.

En cuanto al medio radial la situación no ha sido diferente en esa ciudad: LU10 Radio Azul comenzó como filial de LR3 Radio Belgrano de Buenos Aires y ha sido desde ese momento una radioemisora preferentemente regional. Cuando en 1957 se licitó la licencia junto a otras numerosas radios del país, resultó beneficiado Donato Adelqui Santomauro, quien decidió darle un nuevo impulso para convertirla en “la voz del centro de la provincia”.

Regionalmente la emisora cubría con solvencia periodística todos los aniversarios de las ciudades hermanas, sus exposiciones y sus grandes acontecimientos deportivos. Pero en el año 1998 Santomauro presentó quiebra y se comenzó a trabajar bajo una sindicatura. El 3 de enero de 2005, Radio Azul apagó sus voces cuando la sindicatura cedió la frecuencia a una docente jubilada de Ensenada, supuesta testaferro de un grupo empresario que nunca apareció. Ese día comenzó la lucha, que significó en primera instancia acampar durante cuatro meses en la vereda de la radio, bajo la vigilancia de una guardia policial solicitada por la sindicatura para resguardar a la emisora silenciada, de sus propios trabajadores.

 

Durante el acampe, los 15 trabajadores fueron sostenidos por innumerables vecinos que se acercaban diariamente para colaborar con comida y cubrir las distintas necesidades. Gracias al esfuerzo de los empleados y distintos actores, que acamparon en la vereda de los estudios de Avenida Mitre, se lograron reabrir las puertas de la radio en el mes de abril de 2005 y hasta la fecha la emisora es administrada por los trabajadores, pero cada día frente un panorama financiero  más oscuro, especialmente en el marco de la suspensión de actividades marcada por la pandemia.

En ese escenario los trabajadores de la cooperativa han seguido informando acerca de la ciudad aunque restringidos económicamente al máximo, con especial atención al preocupante foco de COVID de Chillar, usando los medios tecnológicos que tienen a su alcance: Evitando las entrevistas en estudio y haciéndolas por redes sociales, manejando la radio remotamente evitando la circulación de gente por la emisora en los turnos. Pero sin nunca dejar de cumplir la tarea de informar, según cuentan Laura Barbalarga y Julio Fernández, sus coordinadores.

Por su parte en Bolívar, no hay conflictos actualmente. Sin embargo la situación financiera del histórico diario «La Mañana«,  desde hace tiempo no es la mejor, por lo que el horizonte allí también presagia oscuridades.

En Olavarría, los trabajadores de «El Popular» durante 2019 denunciaron una incierta situación laboral, pues a fines de setiembre no habían cobrado sus salarios de agosto, lo que conllevó la solidaridad de colegas de toda la región. Consideraron que el incumplimiento empresarial genera “incertidumbre y mucha angustia para aquellas familias que no pueden afrontar sus obligaciones, sumado a la crisis profunda que atraviesa el país”.

Un grupo de más de 70 periodistas, comunicadores, comunicadoras, trabajadores y trabajadoras de prensa olavarrienses elaboraron una solicitada en respaldo a sus colegas de “El Popular medios”, quienes atravesaban una difícil situación ante la falta de pago de sus salarios.

 

Trabajadores de «El popular»

La nota enviada a la Asociación de Periodistas Olavarría por parte de profesionales de la ciudad daba cuenta de que “Periodistas, comunicadores, comunicadoras, trabajadores y trabajadoras de prensa, repudiamos y denunciamos la difícil situación que atraviesan nuestros colegas del multimedio El Popular, que siendo 18 de septiembre de 2019 adeuda salarios y genera una situación de incertidumbre y mucha angustia para aquellas familias que no pueden afrontar sus obligaciones, sumado a la crisis profunda que atraviesa el país«. También  denunciaban la sostenida práctica de las autoridades del medio que, a pesar de estar en conocimiento de que sus trabajadores dependen de los ingresos para poder alimentar a sus familias y cubrir las necesidades básicas, pagan los haberes en varias cuotas, demoran hasta tres meses en pagar los aguinaldos, y juegan con la suerte de trabajadores que, día a día, cumplen con sus labores e informan de todo lo que acontece en la ciudad y la región.

A fines de 2019, resurgió una nueva etapa del conflicto en el pago a sus trabajadores y a fines de febrero, Los trabajadores del diario olavarriense  se reunieron en asamblea por falta de pagos, denunciando que la empresa adeudaba parte del sueldo de ese mes y que no aseguraba que terminaría de pagar ese mes a término, reclamando el cumplimiento de los pagos salariales en tiempo y forma.

A mediados de mes los trabajadores de El Popular  habían cobrado sólo el 50% del sueldo. Como afirmaban entonces: «Diciembre es un mes de celebraciones, pero en estás condiciones resulta muy difícil pensar en que se va a festejar sin las certezas de ni siquiera saber qué día van a cobrar sus sueldos.». Denunciaban también que el destrato incluía no estar informados acerca de cuándo se pagaría el resto ni existían certezas sobre el aguinaldo. «Una situación que ya se vive desde hace muchos meses. El último medio aguinaldo lo depositaron con varios meses de atraso.» En asamblea fueron analizadas ciertas medidas porque la empresa no daba respuesta, en una  situación que se repite desde hace al menos dos años. Se analizaron entonces analizaron medidas legales y laborales a seguir para exponer el reclamo.

Luego de denunciar en mayo nuevos destratos, actualmente los empleados del matutino atraviesan un escenario insostenible. Ante la adquisición del 47% de la empresa por parte de un empresario ajeno al sector, a quién se le hace difícil la entrada en situación por parte de los antiguos directivos. Esto repercute en los trabajadores, a quienes han manifestado ignorancia acerca de cuándo les van a pagar el aguinaldo, de un básico de 26.000 pesos pagado en cuatro cuotas que nunca saben cuando van a cobrar.  Y que en realidad se abona con ayuda del gobierno, con un descuento compulsivo de 10%, ya que en sus recibos de sueldo del mes de abril los periodistas comprobaron con sorpresa el descuento del «Desempeño Eficiente», en forma inconsulta y sin aviso previo, todo ello en medio de conversaciones solicitadas por la empresa y en el marco de una pandemia que los considera “servicio esencial”.

 

En lo que hace a las tareas, la situación no es mejor. Por los recortes de personal, los periodistas por la mismo retribución tienen que atender el portero y el teléfono y también deben diagramar las páginas que escriben y corregirse los errores. Tampoco se paga un adicional para el trabajo en redes sociales, mientras que las computadoras son obsoletas, pues como mucho tienen Windows 7.

En la misma ciudad, la «Radio Madre» ha atravesado diversos conflictos que originaron la salida de algunos trabajadores, quienes prefirieron no hacer pública la situación porque entendían que les complicaría las negociaciones. Por su parte los integrantes del equipo de la FM 90.1 Radio Universidad, manifiestan que la pandemia no los encuentra en una mala posición. Seguramente existen conflictos de baja intensidad en portalitos o radios FM de baja potencia de la región, en los que no hay salarios en blanco, que no han ganado relevancia.

En Argentina el día del periodista se conmemora el 7 de junio. Este atípico año de pandemia la Facultad de Ciencias Sociales organizó la III Jornada de Periodismo, Investigación y Democracia: “Periodismo: los desafíos del conocimiento en tiempos de COVID-19”. El panel del lunes 8 de junio hizo hincapié sobre las rutinas de trabajo de los y las periodistas de medios locales y la región y cómo el Coronavirus ha modificado esas rutinas. Fue coordinado por el Lic. Alejandro Ippolito y expusieron Yesica Guevara (Infoeme – Olavarría), Marcos Lede (Presente Noticias – Bolívar), Carolina Di Cataldo (Somos Azul – Azul) y Belén Cotine (Nueva Era – Tandil).

 

 

En ese panel se expresaron claramente los temores de los periodistas de la región al tener que informar sin sentirse plenamente  protegidos por sus empresas. Las palabras de Yesica Guevara, trabajadora de Infoeme suenan premonitorias. Para ella y sus compañeros la historia volvería a complicarse.

En ese escenario, cuando la planta de periodistas del portal olavarriense Infoeme retornó a fines de junio al trabajo en redacción tras haber adoptado la modalidad de teletrabajo desde el 19 de marzo pasado cuando se decretó la cuarentena obligatoria, denunciaron que se encontraron con un escenario absolutamente improvisado, sin infraestructura ni medidas de higiene o seguridad sanitaria. A ello se sumó la instalación de una cámara de vigilancia en la oficina para «corroborar» que  “respetaran la distancia y no se quiten el barbijo”, según la empresa, lo que los trabajadores interpretaron como una política de  “vigilar y castigar”  antes que cuidar. 

 

Los periodistas además recordaban que desde el principio del ASPO, habían continuado en sus actividades, al igual que todo el periodismo argentino, en su carácter de actividad esencial y exceptuada. A esas irregularidades mencionadas, añadían el incumplimiento del pago del 9% del último tramo paritario, la falta de pagos de feriados trabajados y horas extras.

Ante la falta de respuestas, los trabajadores comenzaron en la tarde del jueves una medida de fuerza con retención de tareas por 48 horas, lo que se constituyó en el primer paro realizado por comunicadores en nuestra ciudad, para que la empresa diera respuesta a sus pedidos.

 

Trabajadores de «Infoeme»

Ante la falta de respuestas, los periodistas realizaron una presentación en el Ministerio de Trabajo para que medie con la empresa pidiendo el cumplimiento de deudas salariales y normas laborales. Ante la falta de respuesta a sus pedidos, los trabajadores de Infoeme se presentaron en la sede local del Ministerio de Trabajo para pedir la intervención del mismo en el conflicto iniciado  que no parecía tener acercamientos.

Los trabajadores recibieron el apoyo de casi todos los espacios políticos y del mismo intendente Ezequiel Galli. Sin embargo, y con el paso de los días,  y luego de una semana de paro en la que los trabajadores denunciaron a través de otros medios y redes sociales agravios e intimidaciones legales, los integrantes de la redacción del portal online se consideraron despedidos a la vista del desinterés por parte de la empresa de acercarse a una instancia de diálogo, incluyendo una audiencia mediada por el Ministerio de Trabajo.

El destrato del  Grupo Infoeme S.A fue potenciado para los periodistas por el hecho de haber sido reemplazados por quienes calificaron como: «personal externo y no profesionalizado«,  dado que actualmente son los empleados de la empresa de camiones perteneciente al grupo los que están subiendo notas al portal, e informaron en un comunicado que fue publicado a través de la Asociación de Periodistas de Olavarría que los reclamos continuarían «mediante la vía legal».

 

Los periodistas que tomaron la determinación son seis, la mayoría de la redacción del diario online, que se completa con otras dos trabajadoras que están de licencia por maternidad y un fotógrafo. Todos mantendrán el reclamo por el pago del aumento del último tramo salarial de paritarias 2019, uno de los ítems que inició el paro. La situación se agrava más todavía por la vigencia hasta el 31 de julio del decreto 487/2020 que impide el despido sin justa causa. Además está vigente hasta el 7 de diciembre de 2020 el DNU que estipula la duplicación de los rubros indemnizatorios para aquellos despidos sin causa.

Esta historia se encuentra en desarrollo, por lo que no tiene todavía un capítulo final. Los chicos la están luchando.

En este panorama, los medios en la región afrontan doble calamidad. Una que comenzó con a principios del año en un lejano lugar cuyo nombre desconocíamos y que ha hecho cambiar todas nuestras costumbres sociales, potenciada por otra que viene de largo, el choque entre la necesidad de los trabajadores de prensa por condiciones laborales dignas y las empresas que no encuentran el modo de hacer rentables esos emprendimientos, en un escenario que cambia constantemente tanto en el consumo de noticias como en las maneras de monetizar la producción periodística. Algunas experiencias nacionales han encontrado maneras de financiarse innovadoras, como suscripciones y patrocinios pero eso está lejos de nuestro paisaje cotidiano.

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Entretanto los trabajadores, los «obreros de la tinta y el papel» siguen batallando juntos, básicamente por su salario y salud, paralelamente a que intentan cumplir con la necesidad escrita en sus genes de dar «testimonio en tiempos difíciles»… Que al fin de cuentas, parece que todos los tiempos lo son.

Con información de En Línea Noticias

 

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