Una Escuela para ir a jugar

El Municipio de Azul se tomó en serio la importancia social del deporte, y entre las varias escuelas municipales que puso en marcha, desde el 2022 también funciona la de fútbol femenino. Eliana Pérez, una de sus profes a cargo, nos cuenta cómo surgió esta iniciativa novedosa y con gran concurrencia.

(por Tefa Schegtel Torres) Desde la vereda del Gimnasio del Centro de Reunión Universitaria (CRU), en Belgrano al 300, se escuchan pelotazos, corridas y algunos gritos. Ese gimnasio pertenece a la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (a sus facultades de Agronomía y de Derecho) y desde marzo de este año lo alquila el Municipio de Azul para varias actividades: entre ellas, la Escuela Municipal de Fútbol Femenino.

Una veintena de chicas, entre niñas y adolescentes, con camisetas albicelestes de la Selección, de Boca Juniors y de otros clubes, precalientan con pases, gambetas entre conos y compañeras, y tiros al arco. Mientras tanto, varios padres comparten mates y alientan. Se conforman cuatro equipos y empieza a jugar el que resuelve la adivinanza planteada por la profesora Eliana Pérez, amante del fútbol y ex enganche de la primera de Sportivo Piazza.

Se trata de formar chicas que puedan nutrir nuestra liga de fútbol femenino: darle a las chicas la posibilidad de poder desarrollarse como deportistas, con más seriedad en cuanto a formación, afirma Eli, de 35 años, que sabe qué era jugar al fútbol y ser mujer en el Azul de los ‘90s: como sucedía en esta zona, la gran instancia anual para prepararse y competir eran los Torneos Bonaerenses, pero lograr completar un equipo mínimo, con chicas de diferentes edades de toda la ciudad, se volvía casi una misión imposible. Y cuando se terminaba la posibilidad de los Bonaerenses, con 18 años, ya no había nada: sólo el irse a Buenos Aires, decisión que tomaron algunas de sus compañeras de equipo de entonces.

Azul, ‘Ciudad Cervantina’, en donde “arrancó tarde” la disciplina: “En todas las ciudades de la región ya se estaba jugando Fútbol 11. Acá empezó hace tres años, y por obligación de AFA, que les pidió a todas las Ligas y sus clubes que tengan la liga de fútbol femenino, sino tampoco estaría: no les interesa en lo más mínimo”.

El fútbol femenino argentino, a nivel general, se está recuperando, paulatinamente, de muchas décadas de ninguneo e invisibilización: “En las Primeras Divisiones están trabajando muy bien hoy, gracias al trabajo de escuelitas formativas como la nuestra. En Azul, los doce clubes (junto a Cacharí, Chillar y Tapalqué) tienen equipo de Primera División de fútbol femenino, pero hay sólo tres que tienen ‘escuelitas’: Alumni, Piazza y San José”.

QUE TODAS PUEDAN JUGAR

El proyecto que en 2022 presentaron Eliana y Martín Goycochea (actual Director de Deportes) al Ejecutivo de Azul tenía como eje el  “tener un espacio municipal para aportar en la formación de chicas que, a sus 13 o 14 años, puedan seguir después en los clubes que ellas quieran”. Desde el Municipio dieron el ‘sí’ rápidamente para concretar la Escuela, ya que “creen también que es lo que se viene y donde hay que aportar”: les alquilan ese enorme gimnasio, les brindan los materiales (conos, pecheras y pelotas para cada ‘alumna’), incluso una combi por si tienen que viajar.

Más allá de los clubes y lo privado, el propio Estado tomó cartas en el asunto para convertirse en una opción más: “Vienen chicas de todos lados y al ser una actividad municipal gratuita también ayuda. Como profes, no estamos pensando en si llegamos a pagar un gimnasio o en si llegamos a cobrar una cuota: trabajamos más relajados, totalmente distinto al sistema privado, donde tenés que cobrar una cuota para pagar el club, para comprar materiales, para pagarle al profe que te ayuda, hacerte socio”. El Municipio les colabora en todo lo que piden. Eli lo atribuye a que “el trabajo se ve en los resultados: es una escuela nueva y ya tiene casi 50 chicas”.

En aquel marzo de 2022, la matrícula inaugural fue relativamente pequeña, pero no previeron la aparición constante de chicas en cada clase: “Están apareciendo grandes también, de 13 y 14 años, pero el fuerte nuestro es entre 8 y 9 años, que están empezando”. A la base de jugadoras del año pasado, muchas se van acoplando: “Buena base de chicas que, para mí, de acá a dos años, van a jugar muy bien. Luego, irán adonde cada una quiera”.

Luego de la entrada en calor, todo es “pelota y pelota, practicar sobre el elemento”. En el entretiempo, mientras Gonzalo García (el otro profe) arbitra el partido de las más grandes, Eli les señala a las más peques cuáles fueron sus fallas y aciertos: “Les pregunto mucho, no tanto mandar, para trabajar en base a sus inquietudes, guiándolas para que se sientan bien, para que disfruten y no se frustren, que pasa mucho en el deporte. A veces, piensan que son malas para este juego, cuando en realidad es falta de práctica”. A punto de meterse a la cancha para el segundo partido, Eli les subraya la importancia de seguir jugando y meter hacia adelante, como en la vida misma.

La Escuela Municipal de Fútbol Femenino de Azul ya lleva un año de labor, y en el balance notan “cambios abismales” en cada una de las chicas, como el caso de “una nena que llegó el año pasado: de hacer ballet, hoy es una de las que mejor juega”. Eli se asume muy exigente, pero cuando observa a sus alumnas entiende lo difícil de jugarlo: “Hay que controlar el cuerpo, moverse, controlar la pelota, todo esto mientras otra te la viene a sacar; dominarla y frenar teniendo en cuenta el piso, que una cosa es el pasto y otra es el suelo del gimnasio. Las que están interesadas, aprenden y se quedan”.

QUE 20 AÑOS NO ES NADA (Y MUCHO)

Las diferencias entre aquellos solitarios ‘90s y la actualidad del fútbol femenino en Azul son enormes. “Me encantaría tener 15 años hoy para poder jugar y dedicarme a eso plenamente, no tener otra cosa que hacer”, desea Eli, en una ciudad en la que todos los fines de semana hay fechas y, además de la Primera, también están jugando las Sub 14 y Sub 12. Apenas dos décadas atrás, “no había equipos y empezamos a entrenar porque conseguimos que nos dirija el papá de una de las chicas”.

Tanto en Azul como en la región centro, y prácticamente a nivel país, Eli nota que el fútbol femenino está “totalmente más aceptado socialmente que antes”; y si bien, señala que en los barrios nunca sintió que se hicieran diferencias, “sí se imponían los prejuicios de una misma, que quería jugar pero tenía miedo al ‘qué dirán’. Hoy en día, hasta en las escuelas se da fútbol femenino. Ya es más libre. Falta bastante, pero se ha avanzado muchísimo”.

Eliana Pérez, docente de la Escuela Municipal de Fútbol Femenino y ex futbolista, en plena acción de enseñanza. (Fotos de Tefa Schegtel Torres)

Se le debe reconocer al último Mundial masculino el haber ayudado en varias cuestiones. Entre ellas, el aumento del número de chicas que se acercaron, por ejemplo, a esta Escuela Municipal. “Hasta influyó en que hay más chicas que quieren ser arqueras. Si el Mundial era a mitad o a principio de año, seguramente estaba aún más lleno”, destaca Eli. También aportó a la aceptación social de que las mujeres de todas las edades podamos vestir camisetas de fútbol en la vida cotidiana: “Las nenas van a los cumpleaños en donde saben que van a jugar a la pelota, y van con la camiseta puesta. Ya se vuelve natural. En cambio, en nuestros tiempos, no. Hoy día, las chicas piden que les regalen camisetas, los botines y todas tienen ya su equipo, y me encanta”.

En este 2023, además, se inauguraron los Juegos Escolares Bonaerenses (JEBO), para estudiantes de 6to año de Primaria. Varias chicas han sido seleccionadas por sus propias escuelas para participar: “Están muy felices, les da otra motivación”. Estos torneos, como los tradicionales Bonaerenses, acercan a muchas jóvenes a la práctica del fútbol.

EL FEMENINO QUE VENDRÁ YA ESTÁ ACÁ

Cuenta Eli que una de esas compañeras de los primeros tiempos, la azuleña Stefi Fontan, está dirigiendo la Sub16 de River, y que “tiene un equipo de chicas de 15-16 años que está muchísimo mejor que la Primera”. Hoy día, reconoce, “el nivel no es bueno”, luego de décadas de ninguneo y malas condiciones de entrenamiento; pero “con trabajo formativo a mediano y largo plazo como el de esta Escuelita, va a mejorar el fútbol femenino de Argentina. También será un servicio a los clubes, porque las chicas van a llegar con un recorrido previo. Eso es lo que se necesita”.

Mientras las adolescentes piden encuentros, Eli comenta que equipos de las escuelitas de Piazza y Alumni van en el horario de clase a jugar: “Les encanta y les ayuda a que se midan, compartan y se conozcan”. Al finalizar la jornada, sentadas en ronda, Eli les pregunta qué fue lo que más difícil les pareció de lo hecho y qué creen que falta: a partir de sus intereses y análisis, la dupla docente trabaja. Una nena que hoy tuvo su debut se va con una sonrisa de oreja a oreja en esa cara transpirada de corridas y pases. Casi al cerrar la puerta, aparece la mamá de una chica que quiere comenzar: Eli la invita a que empiece a entrenar con el grupo ese miércoles siguiente.

Quienes quieran sumarse, pueden acercarse a la Dirección de Deportes (avenida 25 de Mayo 647); comunicarse al teléfono (02281) 43-1752; o al mail deportesazul1234@gmail.com

[Nota realizada en el marco de la cátedra ‘Edición y Gestión de Medios Gráficos’ – Carrera de Periodismo. Facultad de Ciencias Sociales de la UNICEN]

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